Las siete plagas de BPA
Si el objetivo de leer este libro es saber por qué el Tesoro de Estados Unidos, a través del órgano de lucha contra la delincuencia financiera (FinCEN), hizo una nota donde calificaba Banca Privada d’Andorra (BPA) como entidad de riesgo de primer orden en el blanqueo de capitales, no será necesario pasar de la primera página. Todo se reduce a una simple palabra: Venezuela.
La operativa era tan flagrante, como se verá en la explicación de la trama, que BPA tenía conocimiento necesariamente del volumen brutal de dinero de origen dudoso que estaba pasando por sus cuentas. El grupo de venezolanos no sólo abrió las cuentas de los sobornadores donde se recibía el dinero, sino que hizo que también las tuvieran buena parte de los directivos, políticos y funcionarios sobornados. Los millones de dólares corruptos llegaban al banco, se movían entre las cuentas del grupo para ocultar su rastro y finalmente salían hacia otras jurisdicciones. BPA fue el punto donde se producía el blanqueo del dinero, que se iba casi de manera inmediata.
La trama que expolió a través de BPA 1.400 millones de dólares estaba formada por un pequeño grupo de sobornadores y uno más amplio de sobornados, todos fundamentalmente familiares, amigos, directos, exdirectivos y empleados o exempleados del ministro de Energía de Venezuela y presidente de la petrolera estatal, Rafael Ramírez, favorito para sustituir a Chávez al frente de la República Bolivariana. Es precisamente la impudicia con la que saqueó los fondos públicos provenientes del petróleo el hecho que descabalgó a Ramírez de la sucesión en favor de Nicolás Maduro. Ahora Ramírez se en encuentra escondido y en busca y captura por parte de las autoridades venezolanas, que dejaron de darle cobertura cuando se hicieron públicas las informaciones sobre el caso BPA y Petróleos de Venezuela. Su primo y lugarteniente Diego Salazar no tiene tanta suerte, y se encuentra en una cárcel subterránea del servicio de inteligencia venezolano conocida como la Tumba, donde los dos primeros años de encarcelamiento vio la luz del sol 15 horas cada 365 días. Y aun tuvo menos suerte Oswaldo Ramón González Santos, el auditor de PDVSA que quería revelar buena parte de la información que ahora publica este libro y que fue acribillado a balazos en un incidente con las autoridades venezolanas.
El autor
Ricard Poy es periodista andorrano con cerca de treinta años de carrera profesional. Ha sido responsable del diario Poble Andorrà a mediados de los noventa, director de informativos de Ràdio i Televisió d’Andorra, director del Diari d’Andorra y, actualmente, administrador del nuevo medio digital que recupera la cabecera histórica de Poble Andorrà. Autor de libros biográficos y políticos, ha obtenido galardones tanto periodísticos como literarios. Desde el 10 de marzo de 2015 ha publicado más de 300 artículos sobre el caso BPA y es el profesional de la comunicación que, de largo, más ha informado sobre el asunto. «Las siete plagas de BPA» es el fruto periodístico de tres años de investigación, entrevistas y vaciados de sumarios judiciales.